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Arte Público / México: Los nuevos muralistas mexicanos

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Mural de Sego. (Foto: Federico Gama)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 11 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- En junio pasado Saner concluía un mural en Cuernavaca y empacaba sus latas de aerosol para pintar las paredes del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), junto a once de los más reconocidos artistas urbanos locales e internacionales, escribe Cynthia Arvide para El Universal.

Al mismo tiempo, Sego llegaba a una ciudad en Suecia donde realizaría un mural dentro del festival de arte Open Art. Seher One y Smithe regresaban de Alemania, donde colaboraron en un mural en un centro dedicado a la difusión del arte. En Tijuana, El Norteño, Ferna y Rod Villa trabajaban en un proyecto de mural de 400 metros cuadrados.

Curadores, galeristas y promotores de arte los llaman los nuevos Siqueiros, Orozco y Rivera. La corriente del muralismo que surgió a principios del siglo XX ha revivido –más bien transmutado– con una generación de jóvenes artistas mexicanos que está tomando las paredes y las calles como lienzos a gran escala donde convergen elementos de ilustración, diseño, post-graffiti y pintura.

El escritor José Vasconcelos, secretario de Educación Pública en los años 20, comisionó a los pintores más destacados para que usaran los muros de los edificios públicos como lienzo. Las obras tenían como objetivo educar a la población y consolidar la identidad nacional. Casi un siglo después volvemos a ver trazos y color en el espacio público, ahora como un movimiento de arte callejero.

En la última década se ha producido un auge del muralismo contemporáneo, entendido como una rama del arte en la calle (street art, en inglés) o arte urbano. Enormes paredes en ciudades del mundo se han poblado de personajes, de formas y de color, bajo firmas que comenzaron en el anonimato, pero hoy tienen millones de seguidores y se cotizan en miles de dólares.

En México se produce arte urbano, pero se tardó más que otros países en salir de los circuitos underground. Un grupo de artistas ha sobresalido y ya los buscan curadores, periodistas, galeristas e incluso publicistas. Sin duda, hay nombres que se escuchan más que otros: Saner, Sego, Seher, Smithe, Dhear, Minoz & Meiz, Neuzz, El Norteño. No son todos ni los únicos, pero son reconocidos como representantes del arte urbano mexicano.

Ellos crecieron con el legado de los muralistas clásicos pero también con un legado visual del cómic, los videojuegos y con la influencia, gracias a Internet, de lo que hacían los street artists de otros paises como Os Gemeos, Roa, Escif, Blu, Aryz o Shepard Fairey.

En 2011, Javier Iglesias Algora, director de la revista de arte española Belio Magazine, curó una exposición en el Centro de Cultura Contemporánea L’Escorxador, en Alicante, con el nombre «Arte urbano mexicano». Expuso la obra de Dhear, Saner, Seher y Sego. Sobre la exposición, se puede leer en su blog: «Creemos que ellos son cuatro de los artistas urbanos de México con mayor proyección internacional dentro del mundo del arte». Al preguntarle sobre la escena mexicana, el curador comentó: «Desde hace tiempo había fijado mi atención en la escena mexicana. Creo que es donde veía una mayor fuerza y conexión entre distintos artistas. Su obra tiene raíces en la cultura y el color de México, donde además hay una antigua tradición muralista, pero también reciben la influencia del mercado del arte americano, desde la escena de galerías de Los Ángeles y Nueva York, hasta el Art Basel de Miami».

Semillero de artistas

Una bodega abandonada de la familia Shimizu se convirtió en una de las mayores colecciones de arte urbano del país concentradas en un inmueble. Roberto Shimizu Jr. se apropió del espacio en la colonia Doctores, del DF, para crear el Foro Cultural MUJAM (anexo del Museo del Juguete Antiguo).

En las paredes del foro convive la obra de decenas de grandes artistas internacionales de street art con talentos locales. «Ofrecí el espacio desde las redes sociales para todo tipo de artistas y disciplinas. Llegaron muchas bandas de música, artistas de performance, de teatro, y un buen de grafiteros. Entre ellos, un día llegó Saner», cuenta Roberto.

«Llegó con su escalera, sus latas. Desde el momento que lo vi pintar, dije 'este güey está cabrón'. La calidad, la velocidad con la que pinta, el manejo del aerosol. Ese primer mural que hizo en el foro es emblemático», dice Roberto.

El Shimi, como le llaman muchos de los artistas, ha tenido un papel fundamental en la escena de arte urbano en México. Él ha organizado la mayoría de los encuentros entre artistas locales e internacionales. Se dedica a buscar espacios para nuevos talentos y es una de las mentes detrás del primer festival de arte urbano en la Ciudad de México, All City Canvas, que fue en 2012.

«Fui artífice de muchos de ellos», dice Roberto. «Ahora se consideran los representantes del street art mexicano, aunque su ascenso fue muy rápido. Ya tienen fama, dinero y hasta groupies. Creo que algunos perdieron el piso».

Los elegidos

Sólo dos mexicanos compartieron el cartel del All City Canvas con siete superestrellas del arte urbano mundial: Saner y Sego. Saner pintó un costado del Hotel Reforma Avenue, sobre la calle de Donato Guerra, en el Centro. Sego intervino la fachada del exclusivo Hotel W, en la colonia Polanco.

Edgar Flores, Saner (que en inglés quiere decir más sano mentalmente), estudió diseño gráfico y trabajó en una agencia de publicidad antes de dedicarse por completo a las artes plásticas. Su estilo incorpora elementos del folclor mexicano –en particular las máscaras y calaveras– en un contexto contemporáneo, con tintes de humor, misticismo y crítica social.

Además de intervenir docenas de espacios en varias ciudades de México, Europa y Estados Unidos, la editorial de Belio Magazine le dedicó un tomo de su colección Die Young, dedicada a artistas jóvenes e innovadores de la escena de arte urbano. El trabajo de Sego también aparece en algunos libros especializados, como Street Sketchbook y Graffiti Planet.

Las criaturas que pinta Carlos Segovia bajo el seudónimo de Sego se distinguen por un efecto de sombreado, creado con la técnica del achurado, que de acuerdo con especialistas es muy raro ver en piezas de arte urbano. El artista se inspira en la fauna y naturaleza del Istmo de Oaxaca, donde vivió durante la infancia. Bajo un segundo seudónimo, Ovbal, Carlos pinta otro tipo de formas, abstractas y basadas en ondas de sonido.

El All City Canvas no fue la primera vez que estos artistas coincidieron en un proyecto. En 2010 colaboraron en el mural «Tejedores de sueños» en el Museo de las Culturas Populares, en el DF, para los festejos por el aniversario de la Independencia y Revolución Mexicana. En 2011 los invitaron a pintar una de las paredes de Wynwood, en Miami, un proyecto creado por el magnate de la construcción Tony Goldman para revitalizar un barrio industrial con intervenciones de los mejores artistas urbanos.

En el video que documenta el proceso en Wynwood, Sego dice: «Este proyecto es muy importante porque nuestro trabajo ahora no es sólo para nosotros». Luego, Saner agrega: «Cuando empecé a hacer graffiti, lo hacía por diversión, lo hacía para mí. Y con el tiempo fui entendiendo que transmites un mensaje y la gente lo ve todo el tiempo. ¿Qué mensaje quieres dar? Ése es el poder del arte, del arte público».

En entrevista por teléfono, Sego habla también sobre la responsabilidad de un artista urbano y sobre representar a México cuando va a pintar fuera del país: «Al principio, como adolescente, yo pintaba afuera para que me vieran, era ególatra. Con el tiempo me di cuenta de que lo que hacía tiene una repercusión y un impacto en la gente. Trato de dejar una conciencia de que México es otras cosas, no sólo la violencia».

Desde la frontera

En Tijuana, el artista que firma como El Norteño está convencido del poder que tiene el arte urbano para generar un cambio positivo en la sociedad. Alonso Delgadillo, El Norteño, es en realidad tapatío de nacimiento. De niño le gustaba admirar en los libros de texto los murales de Orozco y Rivera.

Se graduó de Diseño gráfico en Tijuana y después se fue a Buenos Aires para estudiar la maestría. En la capital argentina empezó a pintar «monitos», como él les llama, y a firmar como El Norteño. Ha pintado hasta ahora más de quinientos. Son personajes sonrientes, con sombrero o con bigote: una caricatura del latinoamericano.

«Son adultos que parecen niños», dice Alonso. «Cuando pinto en la calle la gente pasa y me platica sus historias. Todo lo que me dicen es lo que está en el mural, no hago bocetos previos». Para El Norteño es importante el contenido, además de tener un estilo propio. Eso es lo que desea enseñar a sus alumnos en la Universidad Autónoma de Baja California, donde es profesor.

«Mi proyecto se trata de que la gente pueda llevarse algo bueno con lo que hago: una idea, una reacción. En la calle todos ven mi trabajo: el que tiene lana, el que no tiene, el indigente».

Localismo radical

«Al igual que muchas personas en Los Ángeles, siempre he pensado que los murales son cursis. Ver los tuyos me hizo reconsiderar todo el género», le dijo la crítica de arte californiana Chris Kraus en una entrevista a Fernando Corona, otro artista de Baja California que explora el tema de la realidad local y plasma miradas, rostros y personajes de Mexicali.

Kraus asistió a una muestra colectiva en el centro cultural Mexicali Rose y le interesó tanto el proyecto que lo analizó en un ensayo. El contacto con ese grupo de artistas, incluido Fernando, luego derivó en una exposición llamada Localismo Radical en la galería Artists Space, en Nueva York.

«Hay una escena bien lograda de arte urbano en la frontera», dice Fernando, mientras prepara un nuevo lienzo al pintar de blanco una pared grafiteada en el centro de la Ciudad de México. «Lo que yo hago es meter personajes locales porque lo global lo que hace es que unifica un montón de cosas, y a mí lo que más me atrae son las cosas peculiares».

Después de la muestra en Nueva York, invitaron a Fernando a la feria de arte Art Berlin Contemporary, en Alemania. «Allá me pagaron bien, además del hotel, avión y gastos. En cambio, tuve que mover cielo, mar y tierra para venir al DF. Todo está como en ciernes aquí. En cambio, en otras ciudades como París o Londres ya están capitalizando esto: hacen tours, invierten, invitan a artistas. Lo ven como patrimonio de la ciudad. En Mexicali, hice uno con Rodrigo (Villa) en una de las calles principales. Salió en la portada de una revista. Un día pasamos y el Gobierno lo había borrado».

Los happy people

El dueño de la galería Fifty24mx, Arturo Mizrahi, quisiera que las autoridades apoyaran más al arte urbano: «Que el gobierno no solo diga 'sí, les damos espacios públicos, píntenlos y a ver cómo consiguen la pintura, cómo suben a los artistas, y a ver qué marca global viene y pone su logo'. Eso es válido, y qué bueno que se puede lograr a través de ese tipo de tratos, pero sería fantástico si el gobierno pudiera destinar un presupuesto y comisionar murales».

Arturo responde mis preguntas en su oficina, sentado bajo un cuadro de Saner que vale cuatro mil 500 dólares. Hay que saber que él y su socia Liliana Carpinteyro son los creadores de una importante plataforma de exhibición, venta y creación de proyectos relacionados con la corriente de arte que ellos prefieren llamar underground fine arts o young contemporary art.

En 2006, Arturo y Liliana abrieron su casa/oficina como un espacio de intervenciones de artistas llamado «Elaboratorio». Entre los primeros que pintaron esas paredes estuvieron Smithe, Dhear, Sego y News. Poco a poco llegaron más artistas emergentes a tocar a la puerta de esa casa en el D.F. Desde su agencia creativa Los Happy People, empezaron a proponer intervenciones de arte a marcas.

En 2007 inició el proyecto de arte urbano en el Mercado Michoacán en la colonia Condesa. «La idea era intervenir con un artista internacional y un artista local. Adidas traía a la artista francesa Fafi para la inauguración de su tienda, le gustó el proyecto y se hizo una colaboración con News y Mookiena. Fue un parteagüas de la escena de street art local, por el interés y la prensa que generó», dice Arturo.

El mercado de la colonia Condesa ha cambiado de colores y de estilos desde entonces. Lo más reciente estuvo a cargo de Apolo Cacho, un artista joven de la Ciudad de México que se mueve entre el realismo y lo fantástico. Es una de las intervenciones con motivo del lanzamiento del cuarto videojuego God of War. Saner, Seher y Minoz también participaron en ese proyecto.

«Los nuevos artistas que hemos descubierto son Apolo Cacho y Curiot», dice Arturo. Empiezan a escucharse nuevos nombres. Roberto Shimizu me cuenta entusiasmado de sus futuros proyectos y de cómo quiere empujar a una nueva generación de street artists mexicanos. Compruebo que la naturaleza efímera del arte urbano persiste, más allá de la calle. Una nueva generación de artistas ya quiere superar a los llamados nuevos muralistas mexicanos.


CYNTHIA ARVIDE es periodista independiente especializada en arte y cultura. Desde hace un par de años se ha obsesionado con descubrir todo acerca de la escena de arte en la calle.


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Obituario / Eydie Gormé

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La cantante estadounidense en su juventud. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 11 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Era la cuarta mosquetera del trío mexicano Los Panchos, la voz femenina de tres octavas que acompañó a Frank Sinatra y que cautivó con boleros románticos al público de los centros de espectáculos de Las Vegas. La cantante estadounidense Eydie Gormé falleció este sábado en un hospital de Nevada a los 84 años, después de una breve enfermedad que no fue desvelada, ha informado su publicista, reporta Sonia Corona desde la Ciudad de México para El País.

Gormé comenzó su éxito en la música anglosajona en 1963 con la canción Blame It On The Bossa Nova y se introdujo en el mercado hispanohablante al grabar Amor en 1964 con Los Panchos. Su carrera despegó una década antes cuando en 1953 se sumó al elenco del Tonight Show de la cadena NBC, ahí conoció al también cantante Steve Lawrence con quien se casó en 1957.

La cantante tuvo dos hijos con Lawrence –Michael y David– y juntos continuaron con su carrera musical principalmente en los centros nocturnos de Las Vegas. «Eydie ha sido mi compañera en el escenario y en la vida por más de 55 años. Me enamoré de ella desde el primer momento en que la vi y aún más cuando la escuché cantar por primera vez», ha expresado Lawrence en un comunicado tras el fallecimiento de Gormé.

La popularidad de Gormé en América Latina llegó en la década de los 60 cuando por una propuesta de su compañía discográfica, Columbia Records, grabó un álbum con el trío de los mexicanos Chucho Navarro y Alfredo El Güero Gil, que desde 1944 ya habían conquistado Nueva York con sus boleros románticos y su famosa guitarra requinto. Gormé hablaba igual español que inglés desde niña porque aunque nació en Nueva York en 1928, era descendiente de inmigrantes hispano-judíos.

Entre sus éxitos en español al lado de Los Panchos están boleros como Historia de un amor, Nosotros, Sabor a mí, Vereda tropical y Piel canela. Gormé hizo giras al lado de Frank Sinatra y en los últimos años sólo montaba espectáculos al lado de su marido. En 1986, su hijo Michael falleció de una falla cardiaca y Gormé se retiró por un tiempo de los escenarios, pero volvió a cantar durante la última década. «El mundo ha perdido una de las más grandes vocalistas de todos los tiempos», ha comentado Lawrence sobre la muerte de la cantante.

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Libros / Bolivia: Segunda edición de «El imperio de Tiahuanaco»

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Ruinas de Tiahuanaco. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 14 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El imperio prehispánico de Tiahuanaco fue el primero en los Andes, pervivió como tal medio milenio y legó su cultura política, económica y social a los incas, pero su grandeza sigue ignorada, según la historiadora boliviana Patricia Montaño, informa la agencia EFE desde La Paz.

La autora acaba de publicar la segunda edición de su libro El imperio de Tiahuanaco, obra escrita en un lenguaje sencillo para llegar al gran público, que resume el trabajo del arqueólogo Carlos Ponce Sanjinés (1925-2005) , que fue su esposo durante 17 años.

«Tiahuanaco está muy estudiado, pero lamentablemente la gente sabe muy poco de la importancia de esta civilización» , que tuvo su ciudad principal a 71 kilómetros de La Paz, explicó la autora a EFE.

Allí están el templo de Kalasasaya, la Puerta del Sol, el Templete Semisubterráneo, restos de la pirámide de Akapana, de casas palaciegas y recintos militares y esculturas en piedra de sus jerarcas, monumentos a cuyo estudio dedicó su vida Ponce Sanjinés.

Paradójicamente, según Montaño, los bolivianos saben más del imperio de los incas que del de los tiahuanacotas, sin comprender que éstos dejaron una herencia cultural a los habitantes del Cuzco.

En su ocaso, los tihuanacotas se disgregaron en señoríos aimaras retrocediendo en su organización, pero un grupo de la aristocracia gobernante migró hacia la zona del Cuzco, «llevando consigo su tradición cultural y conocimientos de organización política».

«Allí sus descendientes crearon el señorío inca que con el tiempo se convertiría en un imperio de características similares al de Tiahuanaco» , sostiene Montaño, apoyada en citas recogidas de antiguos cronistas como Bernabé Cobo y Waman Puma de Ayala.

«Los incas fueron herederos de las instituciones políticas, económicas y sociales de los tiahuanacotas en gran parte, pero también recibieron elementos culturales de Moche y Nazca» , apuntó.

En su momento de esplendor los tiahuanacotas, por medios pacíficos o mediante la guerra, ocuparon parte de la costa de Perú, el norte de Chile, el noroeste de Argentina y llegaron al oriente de Bolivia, en un área calculada en 600.000 kilómetros cuadrados, una superficie mayor a la de España.

Ponce aplicó el método de datación de carbono 14 a restos de cerámica descubierta en sus excavaciones y estableció la cronología de la vida de Tiahuanaco, desde que era una aldea hasta su caída como Imperio debido a guerras internas y a una devastadora sequía.

Tiahuanaco nació como aldea alrededor de 1580 a.C., creció como estado local en el 133 d.C., como estado regional en el 374 d.C. e imperial en 724 d.C. y declinó cerca del 1187 de nuestra era.

Éste fue uno de los hallazgos científicos de Ponce que puso «en evidencia los errores de autores foráneos», afirma Montaño.

Fue un error, agrega la autora, atribuir a Tiahuanaco diez mil años de antigüedad como hizo Arthur Posnasky y también que el peruano Alfredo Torero considerara al puquina como la lengua tiahuanacota.

Tiahuanaco fue multiétnico y plurilingüe porque allí se hablaba aimara, quechua, uru y puquina, pero el primero de estos idiomas fue el dominante.

Montaño cita reflexiones de Ernst Middendorf, Max Ulhe, David Browman y Sabine Dedenbach sobre la expansión en los tiempos prehispánicos del aimara, que originalmente se llamó «jakearu» y que hoy todavía es una lengua viva en parte de Bolivia y Perú.

Ponce también investigó los conocimientos tiahuanacotas sobre astronomía, ingeniería, arquitectura y agricultura; describió sus monumentos y los restauró, pero además aportó un nuevo dato al establecer que Tiahuanaco tuvo al menos 49 gobernantes en su historia política.

Esto último fue producto de una interpretación de la obra Memorias historiales y políticas del Perú del cronista español Fernando de Montesinos (1644) , que cita a 105 monarcas incas, pero entre los que supuestamente están los de otras culturas previas. Los incas solo tuvieron doce monarcas conocidos.

Según Montaño, Ponce descubrió que 49 gobernantes de la lista tenían nombres de origen aimara traducidos al quechua, pero al volverlos a su lengua madre aparecen onomásticos como T'itu K'apaca igual a «Sublime jefe de Estado» o Sinti Apu (Príncipe valiente).

Ésta es otra prueba del vínculo de Tiahuanaco con el aimara.


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Literatura / Estados Unidos: Sergio De La Pava gana el premio PEN de Literatura

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El escritor de origen colombiano. (Foto: Revista Arcadia)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 14 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El PEN American Center dio a conocer los ganadores de la edición 2013 de los reconocidos premios PEN. De La Pava, hijo de padres colombianos y sobre quien Arcadia publicó un perfil-entrevista (en 2011), recibió el premio más lucrativo: el PEN/Robert W. Bingham Prize, que se entrega a la mejor obra de ficción de un debutante, reporta la Revista Arcadia.

Una singularidad desnuda es una novela de casi 700 páginas que De La Pava publicó originalmente por su cuenta en 2008. La novela tuvo una impresionante acogida en pequeños circulos literarios y el voz a voz sobre su calidad llegó a la editorial de la Universidad de Chicago que la publicó en 2012 y recibió el elogio de la crítica especializada e hizo parte de las listas de mejores novelas del año del NewYorker.

El perfil de Arcadia de 2011 se tituló Pasos de animal grande. Un año después aun son pocos los que conocen la obra de De La Pava –cuya traducción al español no llegará a las librerías antes de noviembre–, pero este reconocimiento, por parte de una de las instituciones literarias más importantes de los Estados Unidos, seguramente hará que sea muy difícil ignorarlo.

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Textos / Óscar Guisoni: «El escritor Sergio de la Pava - Pasos de animal grande»

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El escritor colombiano. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 14 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La revista Arcadia le encargó a Óscar Guisoni un perfil de Sergio de la Pava, que ha ganado este año el prestigiado PEN/Robert W. Bingham Prize, que se entrega a la mejor obra de ficción de un debutante, perfil que fue publicado en septiembre de 2011 y que a continuación reproducimos:

Su nombre agita desde hace meses las aguas subterráneas de cierto mundillo que sigue con gran atención lo que ocurre en el territorio de la literatura norteamericana. Se habla de él en blogs como canopycanopycanopy.com–que incluso le ha publicado un ensayo–, revistas bizarras pero con prestigio como Hermano Cerdo lo han entrevistado y han hecho que el murmullo se extienda entre críticos y un puñado de lectores que se han sorprendido por el vigor de sus textos, la chispa candente de sus diálogos y el fulgor erudito de sus apabullantes historias. Pero por mucho que se diga, todavía es poco lo que se sabe de él.

Todo empezó en el 2008, cuando en Nueva York comenzó a sonar el autor de un libro con título muy americano pero apellido evidentemente latino. El libro se llamaba A Naked Singularity (Una singularidad desnuda) y la historia parecía estar centrada en un boxeador mítico, Wilfredo Benítez, un puertorriqueño nacido en 1958 que tuvo el gran mérito de ganar el título mundial de boxeo tres veces en tres categorías distintas. Y digo parecía, porque Benítez era apenas una excusa para que Sergio de la Pava desplegara sus dotes literarias creando un personaje de nombre extravagante, Casi, al que acompañamos en un periplo intelectual de proporciones bíblicas, donde los temas van de la física cuántica a la cultura pop, pasando por la obsesión por la perfección y la belleza/horror del boxeo, todo con un trasfondo de inmigración latinoamericana.

De la Pava es hijo de inmigrantes colombianos, habló español antes que inglés, de pequeño era una especie de «traductor» de sus padres en un mundo ancho y ajeno y a juzgar por su escritura, pasó gran parte de los cuarenta años que ha vivido, leyendo. Pero no irrumpió publicando con ningún gran tanque editorial, sino que se autopublicó su primera novela, un camino riesgoso y plagado de prejuicios, como él mismo reconoce. Tanto le gustó la experiencia que ahora va por la segunda y ha vuelto a cometer el pecado de lesa editorial, porque en realidad no le interesa vender libros y solo quiere mantener el control sobre una obra descontrolada y desbordante que en algunos momentos recuerda a los textos inextricables del Thomas Pynchon o a los discursos metaliterarios de Robert Musil.

Una de las primeras cosas que llama la atención cuando uno habla con De la Pava (esta entrevista fue telefónica) es la sensación de estar hablando con alguien a quien todavía no se ha entrevistado mucho, por lo cual conserva una especie de virginidad periodística poco usual.

Con un castellano que a veces no encuentra la palabra justa, De la Pava desgrana algunas de sus influencias, algo fundamental para entender a un narrador que escribe diálogos tan potentes y humorísticos como los que se encuentran en un texto de William Gaddis. «Es muy difícil hablar de influencias –dice–, hay muchos escritores que amo, por ejemplo amo a los rusos, a Tolstoi, a Dostoievski, y cuando escribo veo posiblemente la influencia de ellos. Pero no soy consciente de ello mientras lo hago, sino que establezco una separación entre mi vida como escritor y como lector. Por eso cuando escribo me preocupo porque al finalizar me guste lo que he tratado de hacer: no me preocupo por inscribir mi estilo en una escuela determinada. Eso sería limitarme. Entiendo la pregunta y entiendo el deseo de los lectores de poder clasificar a los escritores, pero como escritor creo que adscribirse a una escuela es el principio de una muerte. Y yo trato de pelear contra las limitaciones cuando escribo».

Clasicista empedernido, la modernidad se la reserva para él, a juzgar por lo atrevido de su estilo. De la Pava dice que solo lee clásicos «[…] prefiero que el autor no esté vivo. Yo creo que si hago cuentas, como mucho habré leído diez libros de gente que aún está viva». Y como la lectura es algo central, asegura que le gusta «incluir en mi libro cosas que me han pasado en mi vida de lector». Así fue como en su última novela, Personae, que incluye entre sus personajes a un militar colombiano en busca de una imposible venganza, y mezcla géneros que abarcan desde el policiaco hasta los obituarios del New York Times, hay un enorme fragmento en el que se discurre sobre las dificultades de traducir Cien años de soledad al inglés y que surge de un sueño hasta ahora imposible: escribir en español, algo que intentó hacer al final de Personae, pero «resultó más difícil de lo que yo pensaba».

Al terminar de escribir Una singularidad desnuda, De la Pava tuvo una crisis moral provocada por el amor irremediable al boxeo que transpiraba el texto. «Uno puede amar deportes como el béisbol o el fútbol sin tener que preocuparse mucho por los jugadores. En cambio en el boxeo al mismo tiempo que te están entreteniendo, posiblemente los jugadores se están lesionando severamente. Amo el boxeo porque creo que nos enseña algo sobre qué es la vida y nos enseña mucho sobre los que boxean. Y también entiendo la gente que cree que es un deporte bárbaro y no debe existir».

Su tema obsesivo es la perfección y su búsqueda endemoniada, algo que reaparece con fuerza en Personae y que parece distinguirlo como escritor. «Más que la búsqueda de la perfección podríamos decir que se trata de la ambición –corrige–. Hay un dicho, tanto en español como en inglés: nadie es perfecto. Y para uno de los personajes del libro esta frase es todo un tema y tiene mucha relación con la ambición. Parte de la inmigración es ambición de alguna manera. Dejar tu país, ir a un país donde ni siquiera hablan tu idioma… Eso lo hace una persona que es ambiciosa, no importa la razón; puede ser por dinero, porque quiere vivir mejor, por estatus. Y como hijo de inmigrantes me interesaba explorar este aspecto y una de las formas era hablar de este concepto de la perfección».

Y aunque no ha vivido en Colombia ni su familia se fue del país por razones políticas, la violencia colombiana se asoma en su literatura como si se tratara de una marca de nacimiento. «Colombia es un país que me fascina; he ido varias veces y no pierdo la fascinación. Es difícil hablar de Colombia sin mencionar la violencia, me parece. No porque tenga yo un juicio negativo, sino porque es parte de su historia».

Mientras esperamos la traducción de De la Pava al español («es una posibilidad» dice, aunque no quiere anticiparse a los acontecimientos), por ahora sólo nos queda leerlo en inglés. «Muchas gracias, señor, por su apoyo», se despide al final. Como si todavía no se hubiera dado cuenta de que los agradecidos somos nosotros.

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Literatura / Ciudad Juárez: Presentan «Policía de Ciudad Juárez» de Miguel Ángel Chávez

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De izq. a der.: Ricardo Viguera, Miguel Ángel Chávez, Ramón Chavira y Edmundo Lozano. (Foto: RanchoNEWS)

Ciudad Juárez, Chihuahua. X de junio de 2013. (RanchoNEWS).- Con una estupenda lectura dramatizada en voz de los actores Joaquín Cosío y Silverio Palacios se llevó a cabo la presentación de la novela Policía de Ciudad Juárez del escritor Miguel Ángel Chávez esta tarde en el Teatro Gracia Pasquel de Chávez del Centro Cutural Universitario de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).

Los presentadores fueron el investigador Ricardo Viguera y el poeta Edmundo Lozano; mientras que el moderador fue Ramón Chavira director de Difusión Cultural y Divulgación Científica de la UACJ.

Lozano, residente de La Paz –BajaCalifornia Sur– comentó los momentos más significativos de la novela y destacó que en su lectura le pareció «estar escuchando la historia de viva voz» del autor, con un «inconfundible acento fronterizo», y que la obra era «una declaración de amor a Ciudad Juárez».

Lozano levantó la risa del público, que colmó el recinto, cuando dijo: «en este trama de policía contra narcos... valga la redundancia...»

En su turno Ricardo Viguera, español con una larga residencia en esta ciudad, leyó un texto donde enumeró las diez razones por la cuales habría que leer la novela y resaltó del autor su humor y ternura, y su carácter juguetón y hedonista.

Dijo también que la novela funciona como analgésico para los años de terror que vivió la ciudad y que su lectura deja la esperanza que tarde o temprano ésta resurgirá.

Procedió después la lectura dramatizada de Joaquín Cosío y Silverio Palacios, que puso de manifiesto el gran talento de ambos y especialmente de Cosío, quien logró sintetizar con su dramaturgia el trabajo de Miguel Ángel Chávez.

La presentación fue organizada por la UACJ y la representación local del Instituto Chihuahuense de la Cultura.

Galería











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Música / Ciudad Juárez: Presentan «Ópera..¿En la calle?»

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Zayra Ruiz y Joaquín Ledesma en un momento del espectáculo. (Foto: RMV / RanchoNEWS)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 1 de agosto de 2013. (RMV / RanchoNEWS).- Brutal verano juarense. Una tarde de jueves más en el Centro Comercial Juárez «La Silla», cuyo pasaje une las calles 16 de Septiembre y Vicente Guerrero, a un costado de la avenida Juárez, en pleno centro histórico de la frontera. Un popular pasillo concurrido por trabajadores, estudiantes y amas de casa. Personas para quienes un automóvil es un lujo.

De pronto una joven vendedora de un puesto en el pasaje comienza a cantar una pieza de Ópera. Es la soprano Zaira Soria (nativa de Parral, Chihuahua), de la Fundación Arte Lírico A.C., que con el patrocinio del Instituto Chihuahuense de la Cultura presenta este día aquí, y posteriormente lo hará en la capital de Chihuahua, el espectáculo «Ópera..¿En la calle?».

Éste consiste en una antología de piezas de obras como Carmen, La Boheme, la Traviata, etc., que interpretan, en conjunto la soprano Soria, la mezzo soprano Zayra Ruiz, el barítono Carlos Sánchez y el tenor Joaquín Ledesma, quienes han empezado a cantar, de manera repentina, entre el entorno del centro comercial.

La sorpresa de los transeúntes y comerciantes es evidente, aunque la mitad de los primeros los ignoran, otra mitad se detiene a escucharlos aunque sea unos minutos, otros más los fotografían y los graban con sus telefónos portátiles mientras que un reducido grupo permanece hasta el final de la presentación para, conmovidos, expresar su gratitud.

El espectáculo –que duró cerca de una hora– concluye con la exposición de una manta de plástico con el rótulo: ¿Ves como SÍ te gusta la Ópera?


GALERÍA

Los cantantes


Zaira Soria. (Foto: RMV / RanchoNEWS)


Zayra Ruiz. (Foto: RMV / RanchoNEWS)


Carlos Sánchez. (Foto: RMV / RanchoNEWS)


Joaquín Ledesma. (Foto: RMV / RanchoNEWS)


Foto-reportaje del espectáculo

























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Artes Plásticas / Ciudad Juárez: La exposición «De la Música al Lienzo» de Verónica Rico

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Una de las piezas de la muestra. (Foto: RanchoNEWS)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 15 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- La exposición «De la Música al Lienzo» de la artista plástica juarense Verónica Rico fue inaugurada el 3 de este mes a las 19:00 horas en la Peña de Sancho Panza de esta frontera.

La exhibición consta de nueve obras al óleo cuyo tema es un homenaje a canta-autores hispanoamericanos.

La muestra permanecerá hasta el 30 de agosto, la Peña de Sancho Panza se encuentra en la calle Vicente Gurrero, entre Ignacio Ramírez y la Avenida de las Américas y abre después de las 20:00 horas.

Galería


Amigo. Verónica Rico. Óleo. 50 x 65 cm. 2013. (Foto: RanchoNEWS)


Peldaños. Verónica Rico. Óleo. 65 x 50 cm. 2013. (Foto: RanchoNEWS)


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Noticias / Chihuahua: Entregan a Edelberto «Pilo» Galindo la Medalla al Mérito Cultural del Estado de Chihuahua «Víctor Hugo Rascón Banda»

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El gobernador César Duarte felicita al dramaturgo. (Foto: Congreso del Estado)

Chihuahua, Chihuahua. 8 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Con la presencia de los Tres Poderes del Estado, durante Sesión Solemne efectuada la mañana de hoy en el Recinto Oficial del Congreso, se hizo entrega de la Medalla al Mérito Cultural del Estado de Chihuahua, «Víctor Hugo Rascón Banda», edición 2013, informa la oficina de Comunicación Social del Congreso del Estado de Chihuahua.

El Presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Congreso del Estado, Luis Adrián Pacheco Sánchez, al hacer uso de la tribuna dio una breve semblanza de la vida y obra del Dramaturgo Chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda, así como de los méritos del ganador, que en esta ocasión fue para el Dramaturgo y director de teatro Edelberto Galindo Noriega. El Gobernador Constitucional del Estado César Duarte Jáquez, fue el encargado de hacer la entrega de dicha distinción.

«Reciba usted la medalla con honor, se la ha ganado por sus aportaciones en la temática propia de la sociedad juarense, y también honra a la memoria de Víctor Hugo Rascón Banda», refirió Duarte Jáquez.

Dentro de las aportaciones de Galindo Noriega se encuentra la autoría de cerca de 40 obras de teatro, en su mayoría del género dramático y es fundador del Taller de Teatro 1939, con el que ha dirigido varias de sus obras. Sus puestas en escena se han montado en países como Venezuela, España y Chile y México.

Una de sus obras más reconocidas es «Lomas de Poleo», finalista en el Certamen Nacional de Teatro que convoca la SOGEM en 2001, ganadora del Premio Chihuahua 2002 y seleccionada para la XXIV Muestra Nacional de Teatro, realizada en Morelia, Michoacán, en noviembre de 2003.

Con la obra «Diablo a la diabla», el dramaturgo juarense ganó el Certamen Nacional de Dramaturgia de la Universidad Autónoma de Nuevo León, ganó el 9º Certamen Nacional de Pastorela 2006, colocando la tradicional historia de la pastorela en el contexto ocurrido en una mina, en relación a la tragedia de Pasta de Conchos, Coahuila.

También recibió mención honorífica en el Concurso Internacional de Obra Dramática «Tramoya» en Xalapa, Veracruz, así como la «David Alfaro Siqueiros», entre otros galardones recibidos a nivel local y nacional.

Al concluir la Sesión se hizo entrega de una placa de reconocimiento por sus logros literarios y culturales a las seis personas que fueron propuestas para contender por el premio:

Jesús Vargas Valdés, José Jesús Ramírez, Sergio Ramírez, Manuel Talavera, Antonio Rubio Sagarnaga y por supuesto al ganador Edelberto Galindo Noriega.

De igual manera, se reconoció a los integrantes del jurado calificador, Luis Fierro, Luis Carlos Hernández y Jorge Piña.

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Libros / Argentina: Publican las «Clases de literatura» de Julio Cortázar

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Portada del libro. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 16 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Julio Cortázar aceptó en 1980 la oferta de enseñar en Berkeley, donde se divirtió dictando cátedra alejado de las formalidades del mundo académico y de las vetustas jerarquías entre profesor y alumno. Clases de literatura, recientemente publicado en Argentina por Alfaguara, recopila esa incursión del escritor argentino en las aulas universitarias, informa la agencia DPA.

En la cima de su carrera y tras años de negativas, Cortázar finalmente impartió su curso sobre literatura en octubre y noviembre de aquel año en Estados Unidos.  Lecciones magistrales que engloban temas como el cuento fantástico y el realista, la musicalidad y el humor, lo lúdico y el erotismo. También abordan la génesis y evolución de su propia obra, marcada en las últimas décadas por su fuerte compromiso con Latinoamérica.

En el volumen, a cargo del filólogo español Carles Álvarez Garriga, transcribe de manera minuciosa 13 horas de grabaciones. El libro llegará en noviembre a México, Perú y Estados Unidos.

«Cortázar logra una vez más que quien se acerque a él no se comporte pasivamente: ofrece, y consigue, la complicidad que es la clave de todo aprendizaje», sostiene Álvarez Garriga en el prólogo, donde también apunta que «el Cortázar oral es extraordinariamente cercano al Cortázar escrito».

Ya desde la primera clase, el ilustre profesor se sincera con sus estudiantes: «Tienen que saber que estos cursos los estoy improvisando muy poco antes de que ustedes vengan aquí: no soy sistemático, no soy ni un crítico ni un teórico, de modo que a medida que se me van planteando los problemas de trabajo, busco soluciones».

Un Cortázar en edad de balances considera que atravesó tres etapas como escritor: una estética, una metafísica y otra histórica, las que no hay que entender de manera excesivamente compartimentada.

Sobre la primera, menciona que compartía su admiración por escritores como Borges con la atención al lenguaje popular; la segunda está identificada con su relato El perseguidor y su personaje Johnny Carter, y la última la ubica después de su primera visita a Cuba.

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Teatro / México: Compañía de Ciudad Juárez intensifica su quehacer teatral en la colonia Obrera

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Escena de Umbilical, obra escrita y dirigida por Richard Viqueira, quien actúa junto con la actriz Valentina Garibay. (Foto: Héctor Ortega)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 16 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Con tres obras de teatro, dos estrenos y un restreno, continúan las actividades para el segundo semestre del año en el Centro Cultural Carretera 45. Una nota de Carlos Paul para La Jornada:

Ubicado en la colonia Obrera, el centro es sede de la compañía del mismo nombre, originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua.

Se trata de los estrenos Umbilical, escrita y dirigida por Richard Viqueira; Sonríe, del joven dramaturgo Isaac Vel, dirigida por Juan Carrillo, y el restreno de la obra Huellas de personajes ficticios a la luz de la luna realista, de Antonio Zúñiga, con dirección de Abraham Jurado.

Comprometidos con ofrecer un teatro contemporáneo de calidad y a más de medio año de haber abierto sus puertas, el espacio cultural es ya reconocido por los habitantes de la Obrera.

Más allá de las cifras, es un proyecto cuyo impacto cultural en los vecinos se logra de manera paulatina y eso es un resultado intangible, pero que deja huella, explicó Zúñiga, dramaturgo y director de la compañía, quien se define como un creador escénico marcado por realizar un teatro de calidad para el beneficio social.

En la actualidad, el equipo lo conforman 13 personas, entre el administrador y los integrantes de la compañía, los cuales actúan, dirigen y son técnicos del espacio.

«Sobrevivimos gracias al apoyo que nos brinda el Fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes), aunque la idea es, en algún momento, ser autosustentables.»

El espacio donde se escenifican las obras tiene capacidad para 50 personas.

Al centro cultural han acudido alrededor de 5 mil personas, entre vecinos y los que vienen de otros lados. «Esto es muy satisfactorio, porque quienes no se atrevían a venir a la colonia, ahora ya vienen, pues es muy fácil llegar,» comentó Zúñiga.

Entre los proyectos, adelantó, «de manera personal, por la zona en la que se encuentra el Centro Cultural Carretera 45, trato de tener un acercamiento con los travestis, sexoservidores y sexoservidoras, con la finalidad de lograr, para principios del año próximo, hacer una puesta en escena en la cual confluya su realidad y la ficción teatral.»

Amor y codependencia

En tanto, se estrenará Umbilical, escrita y dirigida por Richard Viqueira, obra en la que un títere se enamora de su titiritero y comienza con él una perversa historia de amor y codependencia, que termina cobrando dimensiones trágicas. «Es una historia de poder, en la que uno domina al otro, lo cual se refleja a nivel doméstico, con la relación de pareja, a niveles de Estado y existencial,» detalló el autor. Con las actuaciones de Valentina Garibay y el propio Viqueira, se presenta del 2 al 25 de agosto: viernes, a las 20:30 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas.

Producida y con el elenco estable de la compañía Carretera 45, la obra Sonríe «es una crítica al sistema de consumismo que tiene que ver con la comida rápida.» Es una farsa, muy delirante, dice Juan Carrillo, en la que se conjugan varias historias para reflexionar sobre qué consumimos, no sólo de la alimentación, sino culturalmente. La idea es que somos lo que consumimos. Esta obra se presentará del 7 al 24 de septiembre: sábados, a las 19 horas, domingos, a las 18, lunes y martes, a las 20:30 horas.

Asimismo, se repondrá Huellas de personajes ficticios a la luz de la luna realista, de Zúñiga, con dirección de Abraham Jurado. A manera de álbum fotográfico escénico, la obra gira en torno de la nostalgia, la memoria y el espíritu creador. Los personajes viajan, se despiden, guardan el recuerdo de un viaje no concluido, la esperanza de hallar una casa y van al encuentro de sí mismos en un lugar de paso, como un teatro o un aeropuerto. «Es una especie de retrato de los creadores escénicos, integrantes de Carretera 45, ya que en su mayoría somos de Chihuahua,» explicó Jurado. Se presentará del 12 al 27 de septiembre, miércoles, jueves y viernes, a las 20:30 horas.

La cita es en la calle Juan Lucas de Lassaga 122, colonia Obrera, casi esquina con 5 de Febrero (a dos cuadras de la estación San Antonio Abad del Metro).



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Obituario / Slawomir Mrozek

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El escritor, dramaturgo y dibujante de cómics vivió varios años en México. (Foto: Archivo)
Ciudad Juárez, Chihuahua. 15 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El escritor, dramaturgo y dibujante de cómics polaco Slawomir Mrozek, quien vivió varios años en México, murió hoy a los 83 años en la ciudad francesa de Niza, informó su editorial Wydawnictwo Literackie en Varsovia. Una entrega de DPA:

La directora de la editorial, Anna Zaremba Michalska, describió a Mrozek como un intelectual, autoridad (moral) y ejemplo para generaciones de polacos. Afirmó que dejó un rico número de obras que no sólo forman parte del canon literario polaco, sino de la literatura mundial. Perdimos a un amigo, escribió.

Mrozek, nacido en 1930 cerca de Cracovia, emigró en los años 60 a Italia y luego a Francia. Considerado más bien silencioso y tímido, siguió desde la distancia los acontecimientos en Polonia y escribió para la revista literaria Kultura, órgano difusor del exilio polaco en París. También vivió un tiempo en Alemania, donde murió su primera esposa.

El escritor se casó en segundas nupcias con la directora teatral mexicana Susana Osorio Rosas. La pareja vivió en México entre 1989 y 1996, tras lo cual se mudó a Polonia.

Premio Kafka en 1987

Entre los trabajos más conocidos de Slawomir Mrozek figura Tango, una obra de teatro de 1964, crítica con los totalitarismos. Los emigrados fue llevada al cine por el prestigioso director polaco Andrzej Wajda.

Mrozek estuvo en Polonia en junio pasado para la exhibición de su nueva obra, Carnaval.

Para Zaremba Michalska, la muerte del escritor, quien se recuperaba en un hospital de una pequeña intervención quirúrgica y había recibido el alta el viernes pasado, fue sorpresiva.

Mrozek fue distinguido por su obra con el premio Kafka (1987) y el Premio Estatal Austriaco para Literatura Europea (1972). En 2006 recibió, junto con Tankred Dorst, el premio germano-polaco Samuel Bogumil.

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Danza / España: Aída Gómez presenta su obra «Adalí» en el Festival de La Granja de Segovia

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La bailarina. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 16 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Aída Gómez (Madrid, 1967) es versátil, polivalente, elástica y refinada. Así lo muestra en Adalí, una obra «recién salida del horno. Es súper elegante» declara la bailarina. Recién aterrizados de Israel de representar la pieza, llegan con ganas de actuar en el Festival de La Granja de Segovia. «Va a ser al aire libre, a lo mejor hay algo que no puedo sacar a escenario pero estamos encantados de actuar aquí», afirma. Una nota de Saioa Camarzana para El Cultural:

Adalí fue estrenada el año pasado en Pozuelo pero desde entonces ha sido sometida a cambios, a refinamientos, a mejoras. «Vas viendo lo que le falta y lo que le sobra al producto, hay que redondearlo. Te das cuenta el día del estreno y ahora que lo he limado está como yo quiero. El espectáculo está siempre vivo, abierto a cambios y evoluciones. Nunca se hace añejo», cuenta la artista.

Dice que la danza española, a la que se dedica en cuerpo y alma, «está desapareciendo». Para la bailarina, que siempre especifica que es bailarina y no bailaora, «la danza española es la danza culta. Ha ido evolucionando y tenemos que conservarla y cuidarla», declara. Dice aprovechar cada momento que ve a un político para decírselo.

Lo de aclarar constantemente que no es bailaora tiene su explicación. La danza abarca la escuela bolera del siglo XIX y viene de la influencia de los franceses e italianos requiriendo una técnica clásica que no todos están dispuestos a sacrificar. «Pilar Dotes lleva el flamenco al escenario, era como de petit comité», cuenta Gómez. «Con Antonio Gades, por ejemplo, fue evolucionando. Pero los bailaores solo bailan flamenco, mientras que los bailarines podemos hacer ambos, podemos jugar y hacer las dos cosas», aclara.

En Adalí todo está en su sitio. Tres bailarines y ocho músicos que se complementan los unos a los otros, cada uno tiene su lugar en el escenario. «Eduardo y yo somos bailarines mientras que Christian es bailaor. Esta obra es lo que me apetece hacer ahora mismo», comenta Gómez. «El hecho de poder combinar el flamenco con la danza española es lo que me ha hecho no aburrirme de lo que hago. Estar solo en una vertiente es aburrido», afirma.

Para Aída Gómez el baile lo es todo. «Doy la vida por esta pasión, para mí es como una terapia. Dicen del yoga pero para mí esto es meditación pura». Por eso mismo quiere acercar el baile a cuanta más gente sea posible, por lo que ha empezado a dar clases en la compañía que tiene en Pozuelo. Tiene alumnos de diferentes lugares, «viene gente de Barcelona por ejemplo. En la danza hay mucho talento y es una pena que la gente no esté ubicada en un sitio».

Pero no solo es enseñar a la gente a bailar o hacerles mejorar la técnica. «Quiero empezar a estar más cerca de la gente y de la danza. Quiero que la gente se implique, se enamore. Que la gente venga a ver los ensayos», cuenta sonriente. Porque desde hace tiempo también viaja a Japón una vez al año a dar clases. «No podría haber tenido el privilegio de viajar tanto, de hacerme tolerante, de conocer gente, cultura y abrir la mente si no hubiera sido bailarina. La danza no tiene texto, vayas donde vayas la gente te entiende. Es una profesión que no entiende de fronteras». Además, opina que los bailarines españoles nunca han pasado desapercibidos. A España se le conoce fuera por el arte y por el talento que tiene la gente, el flamenco es un baile muy directo y la gente se queda impactada. «El problema es que no sabemos vendernos, pero no hay competencia en el mundo».

Pese a haber sido galardonada con Premio Nacional de Danza, Aída Gómez sigue con los pies en la tierra y dice sentirse muy nerviosa en cada actuación: «Cada año que pasa es peor pero ahora no me importa quién esté. Lo he dado todo en el estudio y te doy todo lo que puedo. Una vez que piso el escenario me siento segura y se me pasa todo». Es por eso que el espectador siempre es «inteligente». Sabe que en el sur de España la gente lo vive más que en el norte, pero está convencida de que «si al público le das calidad y emoción, le gusta. Si le tomas el pelo, no llega. No importa donde estés, el objetivo es dar calidad».

En cuanto a la actuación de Segovia, espera que la gente disfrute con el espectáculo, «que el espectador tenga emociones bonitas. Con eso tenemos suficiente ya que la gente va al festival con ganas de calidad y nosotros nos sentimos en nuestro espacio». Aun así, siempre se plantea si estará equivocada o no, pero al final «la gente lo valora y nosotros vamos a disfrutar». Y si hay una premisa que nunca olvida es que «para crear una pieza tienes que tener la mochila llena de las cosas que quieres, saber de dónde viene, porqué y, sobre todo, que tenga sabor. El espectador paga la entrada para disfrutar y esa es la lucha continua del artista».



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Ciencia y Salud / Estados Unidos: Hallan fósil de roedor que explica aparición de mamíferos

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Esqueleto casi completo de este espécimen es de unos 17 cm. de largo. (Foto: AFP)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 15 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El descubrimiento en China de un fósil de roedor de 160 millones de años, develado por la revista estadounidense Science, contribuye a explicar cómo los pequeños mamíferos prehistóricos se desarrollaron en la era de los dinosaurios, informa la agencia AFP.

Este fósil es del más antiguo de los mamíferos multituberculados, pequeños roedores que desaparecieron hace más de 60 millones de años. Pertenecía a una nueva especie, bautizada Rugosodon eurasiaticus.

De acuerdo con los investigadores, el esqueleto casi completo de este espécimen de unos 17 cm de largo da índices clave sobre las características anatómicas que permitieron a los multituberculados adaptarse exitosamente a su entorno, como dientes que le servían para desmenuzar las plantas, así como también la carne animal.

La articulación de sus tobillos le permitía asimismo rotar sobre sí mismo.

Los científicos, entre ellos Chong-Xi Yuan de la Academia de ciencias geológicas de Pekín y uno de los principales responsables del descubrimiento, subrayan que el Rugosodon permitió la aparición de mamíferos vegetarianos, que vivían en los árboles.

Los multituberculados se desarrollaron en el Cretáceo (de -145 a -65.5 millones de años), que corresponde a la era de los dinosaurios.

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Arqueología / México: María Teresa Uriarte lanza libro “para entender arte prehispánico”

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La maestra mexicana. (Foto: Adrían Hernández)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 17 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Como resultado de sus clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, María Teresa Uriarte publica Arte y arqueología en el altiplano central de México (UNAM y Siglo XXI Editores). Una nota de Sonia Sierra para El Universal:

La actual coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, quien publicará otros dos títulos este año, hace en este libro una revisión de asuntos de investigación de los que se ha ocupado desde los años 70.

En este libro, que presentará el 27 de agosto en el Museo Nacional de Historia, habla del concepto de Mesoamérica, el arte prehispánico, las culturas del altiplano central de México y su comunicación con los mayas, de los casos de Teotihuacán y Tenochtitlán, de las ciudades del Epiclásico, y reflexiona sobre las fuentes para estudiar y comprender el mundo prehispánico.

Uriarte explica que su intención es que sea un libro útil donde haya respuestas para cualquier persona que quiera entender qué es el arte prehispánico. «Digo a mis alumnos que uno tiene la tendencia de creer que los antepasados eran retrasados, pero del Cromagnon para acá el tamaño del cerebro es el mismo; pensamos, sentimos, evaluamos, criticamos igual. Ahora tenemos más evolución tecnológica, pero no estoy segura de que tengamos más evolución espiritual».

El arte ocupa un lugar especial en el libro y ha sido también tema de sus clases. Aclara que ciertamente no todo lo prehispánico es arte, como tampoco lo es lo griego, lo asirio o todo lo hecho en el Renacimiento.

«Lo mismo que se aplica en la teoría del arte para analizar arte griego se utiliza para el prehispánico. ¿Y cuáles son las condiciones? Que haya armonía; la armonía está ligada al ritmo, a la melodía. Son cánones que existen en el cerebro del hombre a lo largo de la humanidad. Un ejemplo es la pirámide de Quetzalcóatl en Teotihuacan, su ritmo y su proporción son perfectas; las cabezas tienen armonía, secuencia y medida que corresponden a una simetría».

Para el libro, Uriarte se limitó al altiplano porque esta parte de la investigación estaba concluida, ir más allá le habría demandado muchos años más.

«Mesoamérica es un concepto que nos permite agrupar similitudes, con todas las complicaciones que implica el término, porque lo que entendemos por Mesoamérica era como un globo: se inflaba y se desinflaba con el paso del tiempo».

Ante la historia mesoamericana, Uriarte se plantea preguntas como ¿qué hacían los mayas en el Altiplano y en Cacaxtla en el Epiclásico? periodo que equipara «a un gran colapso de todas las instituciones»: «En el Epiclásico desaparece Teotihuacan, que tiene vínculos con la zona maya en sus casas gobernantes, y que era visto como EL SITIO de peregrinaje, el centro espiritual».

Uriarte disiente de quienes creen que Teotihuacan colapsó por una cuestión ecológica, social: «No lo sabemos, creo que fue más una cuestión espiritual, de seguir un mandato superior; si uno lee a Sahagún, si analiza La Tira de la Peregrinación, hay momentos en que los personajes están llorando porque se van de su sitio, siguen un mandato».

Y sigue con las preguntas: ¿cómo es que los teotihuacanos establecieron dinastías en ciudades mayas? ¿dónde están los gobernantes teotihuacanos en Copan o en Tikal? ¿dónde están los mayas en el altiplano? «No sabemos», afirma y luego matiza: «Pero sí sabemos que Cacaxtla es la fusión de lo maya y de lo del altiplano central».

El enigma, dice, es lo que le fascina de la historia de estas culturas: «Me siento Sherlock Holmes, y tengo mi lupa, literalmente, para estar viendo las cosas. Sigue siendo muy vasto el enigma ante lo prehispánico, entre más sabemos más ignoramos».

Para la investigadora es preciso diferenciar que «en el mundo prehispánico como en el mundo antiguo nadie buscó hacer arte, es un concepto muy tardío, en el mundo prehispánico no existe el concepto de belleza para adornar, es una belleza simbólica, que está totalmente enraizada en lo religioso. Se dota para convertir en un símbolo superior de lo sagrado».

Este año, Uriarte publicará su investigación sobre los murales de Cacaxtla y el libro en torno de Baja California, que conjugará su tesis de licenciatura y su tesis de maestría.

Arte y arqueología en el altiplano central de México se presentará el 27 de agosto, a las 18 horas, en el Castillo de Chapultepec, con la participación de Diana Magaloni, Eric Velázquez, Alberto Ruy Sánchez y Renato González, como moderador.

Pendientes de la Coordinación

Acerca de los espacios de la Coordinación de Difusión Cultural que María Teresa Uriarte encabeza desde marzo de 2012, explica que tras la polémica suscitada por la salida de la Colección Andrés Blaisten del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, está por definirse el programa que habrá en ese espacio.

«Levantó una gran polémica el hecho de que el señor Blaisten decidiera irse de la Universidad, y hago énfasis en que él decidió porque tengo las cartas y ahí le digo que lamento mucho su decisión. Sus condiciones a mí me podían llevar a la cárcel porque quería hacer uso libre de un determinado monto que era de 5 millones de pesos. La Auditoría Superior de la Federación me pesca que le gasté dinero que no puedo justificar y me voy a la cárcel. Fue un proceso prolongado y difícil. Estamos trabajando en la Dirección de Artes Visuales para ver qué se hará en el espacio; no se lo puedo decir porque no lo conozco con detalle. Pero lo daremos a conocer», comenta la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.



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Artes Plásticas / México: Inauguran en Tlaxcala la exposición «Las Huellas del Mexiac»

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La exhibición del artista michoacano Adolfo Mexiac estará abierta al público hasta el 12 de octubre de 2013 en el Museo de Arte (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 16 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- El Museo de Arte de Tlaxcala (MAT) inauguró la exposición temporal Las Huellas de Mexiac, integrada por más de 40 obras del artista plástico Adolfo Mexiac, de origen michoacano, cuyo trabajo habla de los momentos históricos que marcaron a México. Una nota de la redacción de Milenio:

Con este tipo de actividades, el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC) promueve el arte entre la población y establece escenarios para las diferentes expresiones culturales.

En el acto inaugural, Willebaldo Herrera Téllez, director del ITC, destacó el trabajo del autor, quien «mantiene vigente el pensamiento libre del ser humano, plasmado en sus pinturas».

Además, reconoció su trayectoria de 60 años en México y otras partes del mundo y expuso que su legado merece un reconocimiento, ya que propició más de 80 exposiciones a lo largo de su carrera.

A su vez, Adolfo Mexiac agradeció al Gobierno del Estado la oportunidad de exponer su obra en las cinco salas del MAT, donde los visitantes podrán apreciar grabados en madera, tela y papel.

Los títulos de algunos de estos trabajos son: El Che,Crucificado, La Espera, Festival de Coral I y II, Suprema Corte de la Justicia, Serie Michoacana, Serie del Sismo del 85, Cosecha, Peces, Pájaros y Niñas Recolectoras, entre otros.

Entre los invitados a la apertura de esta muestra destacó la presencia del artista plástico Federico Silva, quien intercambió impresiones con Mexiac, quien estuvo acompañado por el director del MAT, Martín Rojas.

En el evento, los organizadores rifaron grabados y catálogos con obras del artista que pertenecen a la colección Las Huellas de Mexiac.

El MAT abre sus puertas de martes a domingo, de las 10:00 a 17: 00 horas en Plaza de la Constitución, número 21, en el Centro Histórico de la ciudad de Tlaxcala.



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Artes Plásticas / México: Inauguran la muestra «Mandala mental» en el Museo Universitario Arte Contemporáneo

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El curador francobritánico Mathieu Copeland concreta su primer proyecto en México.  (Foto: Carlos Cisneros)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 17 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Para concebir una exposición «no hay rutas que seguir». No hace falta tener una pared que «introduce lo que el espectador verá,» tampoco cédulas que explican de qué se tratan las piezas. Una nota de Merry MacMasters para La Jornada:

En contraste, «uno completa los objetos con los objetos, lo que puede ser muy divertido cuando se tiene una pintura o escultura,» expresa el curador francobritánico, radicado en Londres, Mathieu Copeland (1977), quien desde hace varios años trata de definir en qué consistiría «coreografiar» una exposición. Sobre el tema, el próximo noviembre, publicará un libro.

¿Se dejará de utilizar la palabra curar?

Harald Szeeman (1933-2005), el famoso curador suizo, y uno de nuestros grandes héroes, solía hablar de escribir exposiciones. A mí más bien me interesa coreografiar una exposición y lo que eso significa en el sentido de que he intentado analizar lo que la constituye.

Danza, pintura y música

En Mandala mental, el primer proyecto de Copeland en México, realizado para el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), la coreógrafa Myriam Gourfink creó una acción que será ejecutada por una bailarina a diario, mientras dure la muestra, como «una inscripción de un cuerpo en un espacio de una galería.» Al curador le interesa trabajar con diferentes disciplinas y ver cómo interactúan.

La intervención de la bailarina es una de las tres partes de Mandala mental. Otra consiste en la exhibición de tres cuadros negros monumentales, realizados por el pintor suizo Philippe Decrauzat (1974), con quien Copeland ha trabajado ya en varios proyectos. Cuando las luces de la sala estén prendidas el espectador ve el trío de monocromos hechos con acrílico, pero al apagarse los lienzos se vuelven pantallas sobre las que se proyectan filmes, con música, realizadas ex profeso.

«Junto con Decrauzat decidimos invitar a varios músicos (F.M. Einheit, Ulrich Krieger, Alan Licht, Alan Vega y Robert Poss), los cuales fueron filmados mientras grababan la pista sonora de la cinta que se proyectará aquí y que, a su vez, es sobrepuesta con otro paisaje,» explica Mathieu Copeland, en entrevista.

Se refiere a la resultante «fragmentación» como «una historia de paratextos que construyen el relato que constituye Mandala mental».

Para Copeland este es «un buen sustituto para lo que pueda ser una exposición, si se piensa en el mandala como lo efímero y lo mental, como lo material por excelencia. Una exhibición no es otra cosa que una inscripción en el tiempo del tiempo, y es efímera. En cuatro meses se habrá ido, pero es material, porque la exposición no puede existir sin la obra de arte, aunque por otro lado una exhibición no son estas obras.»

Copeland es mejor conocido por Vacíos: una retrospectiva, muestra de la que fue cocurador para el Centro Pompidou en 2009, consistente en nueve salas idénticas vacías, creadas por igual número de artistas. Más que objetos, prefiere emplear cuerpos, palabras, sonidos o libros.

El tercer elemento de la muestra es un texto del mexicano Luigi Amara (1971), quien fue invitado a escribir, no sobre la muestra, sino una imaginaria. De allí que hay «una tercera exposición dentro de Mandala mental».

Copeland procura siempre encontrar «los límites y las fronteras», y ver en qué medida éstas pueden ser «excedidas y perseguidas de alguna manera.»

Sin embargo, es exigente con el espectador, pues le pide que comprenda de otra manera la obra de arte, al igual que la propia exposición.

Mandala mental será inaugurada hoy, a las 12:30 horas, en el MUAC (avenida Insurgentes Sur 3000, Centro Cultural Universitario), al igual que las muestras Pulso alterado. Intensidades en la Colección del MUAC y sus colecciones asociadas, y Liquid lucretius (Lucrecio líquido), instalación sonora multicanal del estadunidense Ken Ueno.



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Caricatura / España: El gato negro español que seduce a todos

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Viñeta del primer libro de Guirado y Canales, Un lugar entre las sombras. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 16 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Blacksad (Norma editorial) es una saga de novelas creada por dos españoles que ha vendido más de un millón de ejemplares en Francia y ganado el mal llamado Oscar de su género. «Pese a ello y a haber despachado 100.000 libros en castellano tiene una repercusión mínima porque se trata de una obra gráfica: un cómic, un tebeo. Si fuera un texto al uso estaríamos hablando de fenómeno literario», se queja el guionista Juan Díaz Canales. Pero lo que queda fuera de toda discusión es que su trabajo junto al dibujante Juanjo Guarnido alcanza la categoría de extraordinario. Entre otras cosas, porque aúna la devoción del público y el respaldo de la crítica. En los últimos premios Eisner, que se concedieron el pasado julio en el Comic-Con de San Diego, Guarnido fue reconocido como el mejor artista plástico / multimedia, y El infierno, el silencio, la cuarta entrega de la saga, como la mejor edición estadounidense de material extranjero. Una nota de Carmen Mañana para El País:

El dúo español ha alcanzado el éxito, además, con un producto tan inesperado como su propia historia: una novela negra antropomórfica protagonizada por un gato con gabardina y propensión a poner en peligro sus siete vidas. «Decidimos ambientarla en Estados Unidos y en los años cincuenta por razones emocionales y estéticas», explica Díaz. «Es la década en la que arranca la historia moderna y eso nos permite seguir unos hilos argumentales muy ricos y, contando de lo que pasó entonces, hablar de lo que sucede ahora».

De hecho, aunque Un lugar entre las sombras—el primer capítulo, publicado en 2000— reproduzca los códigos policiacos más referenciales, los siguientes volúmenes ahondan en temas como la segregación racial (Artic-Nation), la caza de brujas durante la guerra fría (Alma Roja) o las adicciones (El infierno, el silencio). Amarillo, el quinto álbum que llegará a las librerías en septiembre, se articula como una road movie y promete «seguir el espíritu de la generación Beat», adelanta Guarnido.

Vehicular estas aspiraciones intelectuales y sociales a través de personajes antropomórficos resulta poco menos que osado. Pero Blacksad ha sorteado el peligro a juzgar por sus diez traducciones y sus numerosos galardones, entre los que se cuentan tres premios del Festival de Angulema, la cita más importante del tebeo europeo. «Es cierto que las historias con animales polarizan mucho al público. Hay quien odia el género per se. Pero el arte de Guarnido marca la diferencia: su tratamiento de la morfología de los personajes es muy realista, su entintado está a la altura del trabajo de un director de fotografía y domina la elipsis como pocos», enumera Díaz.

La editorial francesa Dargaud debió de apreciar las mismas cualidades en Blacksad que el guionista cuando hace 12 años compró sus derechos a dos dibujantes entonces noveles. Guarnido trabajaba como animador para los estudios Disney en París y Díaz Canales, para un estudio madrileño. Decidieron ofrecer su proyecto en el país vecino porque «el mercado francófono es simplemente el único digno de ser llamado así en Europa». Diez veces más grande que el español en cuanto a número de lectores, conforma una industria pujante y valorada. «Si hubiésemos publicado con una editorial española y esta hubiese vendido los derechos a Francia, aunque consiguiésemos despachar el mismo número de libros en este idioma ganaríamos menos dinero y casi no podríamos vivir de esto», argumenta Guarnido.

Pero el sector español ha progresado cuantitativa y cualitativamente en esta última década, según Díaz Canales. Obras «como Arrugas, de Paco Roca» y la instauración del término novela gráfica —que tan poco gusta al guionista— han ayudado a superar prejuicios y a devolver el tebeo al gran público. «En Francia, el cómic se entiende como un producto cultural popular y todo el mundo lo consume. En España también fue un entretenimiento de masas: detrás de los 600.000 ejemplares del Guerrero del antifaz que se vendían en los años cuarenta no había solo críos».

Guarnido maneja una teoría para explicar por qué ambos mercados evolucionaron de formas tan distintas. La tradición de los cómics en tapa dura que inauguraron Uderzo y Goscinny con Astérix convirtió a las series de tebeos en colecciones relevantes que no se tiraban —como sí sucedía en España con las de cubierta blanda— sino que se heredaban. Formaban parte del patrimonio familiar como el resto de la biblioteca. Se valoraban como un libro más. «Quizá por eso los niños franceses que leían a Tintín y Spirou saltaron al cómic adulto con Moebius haciendo que floreciese el género, mientras que en España se dio una fractura y perdimos también ese tren».



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Textos / «Vidas y muertes ciclistas» por Antonio Muñoz Molina

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La bicicleta siempre ha sido una máquina literaria (Foto: Cristóbal Manuel)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 17 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Reproducimos el texto de Antonio Muñoz Molina publicado en su blog Ida y Vuelta del diario El País:

La bicicleta es una máquina tan literaria que cuando estaba casi recién inventada ya empezó a circular por las novelas. Leyendo este verano Misericordia he descubierto algo que no recordaba de esa novela asombrosa, que se publicó en 1897: uno de los personajes alquila una bicicleta para ir de Madrid a El Pardo. En el Madrid de arrabales macabros y personajes desgarrados que Valle-Inclán aprendió a mirar y a escuchar gracias a Galdós —dándole el pago ingrato que aún se le sigue celebrando— esa bicicleta insospechada es un sobresalto ágil de vida moderna en medio del atraso, el oscurantismo, la injusticia cruda y el pobreterío. Uno quisiera saber algún detalle más sobre ella, y se la imagina elevada y veloz, democrática, futurista, circulando entre carretones lentos, entre jinetes arrogantes y coches de caballos de la aristocracia. Marcel Proust sentía debilidad por todas las formas de transporte moderno, en particular los automóviles y los aeroplanos, pero cuando quiso contar la visión primera de las «muchachas en flor» que deslumbran a un adolescente en la claridad de un paseo marítimo las describió montadas en bicicletas, avanzando en bandadas con tules blancos y esos vestidos deportivos libres de perifollos barrocos y agobios de corsés que el hábito del ciclismo permitió a las mujeres en el cambio de siglo. H. G. Wells observó que cada vez que veía a un adulto subido en una bicicleta crecía su confianza en la posibilidad de un mundo mejor. Casi no hay adulto más difícil de imaginar en bicicleta que Henry James, tan estirado siempre en sus retratos, pero hay constancia de que intentó aprender a montarla, aunque con consecuencias desastrosas. Se lanzó por un camino rural y perdió el control de su bicicleta, atropellando, aunque no gravemente, a una niña que jugaba a la puerta de una granja. Que esa niña llegara a ser de mayor Agatha Christie es uno de esos grandes azares que a los aficionados a la literatura y al ciclismo nos maravillarán siempre.

Al Ramón Casas le gustaba sugerir un erotismo moderno de mujeres ciclistas, mujeres en automóviles, mujeres fumadoras de cigarrillos. En uno de los mejores cuentos escritos en español, y también uno de los más tristes, La cara de la desgracia, Juan Carlos Onetti recobra de Proust el motivo del veraneo y de la muchacha ciclista. Pero quien la mira pasar desde un balcón es un hombre desolado que gracias a ella revive, deshaciéndose de deseo y ternura. Una figura en bicicleta es pasajera, pero no tan rápida que sea también fugaz. La vertical necesaria favorece el perfil. El ritmo del pedaleo resalta la belleza de las piernas.

Pero la cumbre del arte inspirado o alentado en torno a las bicicletas es quizás un corto de François Truffaut de 1957, Les mistons, un poema visual de 17 minutos que consiste sobre todo en largos planos sinuosos de una mujer muy joven, la actriz Bernadette Lafont, pedaleando descalza en una bicicleta, las piernas desnudas, el pelo y la tela del vestido liviano agitados por la brisa de la velocidad.

La bicicleta es una máquina silenciosa y perfecta, como un velero, tan práctica que uno se asombra de que también sea tan poética. Las bicicletas son para el verano, le dice un padre a su hijo adolescente en esa comedia triste en la que Fernando Fernán-Gómez puso lo mejor de su talento y lo más verdadero de su memoria y de su imaginación, el infortunio de crecer en una ciudad en guerra y la añoranza de un padre que era más entero y más noble porque en el caso de Fernando era un padre inventado. El verano puede ser un modesto paraíso para los aficionados a las bicicletas, sobre todo para los ciclistas de ciudad que lidian con el tráfico de los días laborables, más todavía en las ciudades españolas, que con dos o tres excepciones son tan hostiles no sólo para el que se atreve a ir en bici, sino para cualquiera que aspira a ejercer el derecho soberano y saludable a caminar de un sitio a otro.

Y también, desde luego, para los débiles, los lentos, los distraídos, los abuelos. Cuando se vuelve de países con tráfico más civilizado cuesta adaptarse a la agresividad crispada de tantos conductores en España. Nueva York no es precisamente Ámsterdam ni Copenhague en las facilidades que ofrece para moverse con seguridad en bicicleta, pero cuando yo vengo de Nueva York a Madrid y salgo con la mía noto que se me impone un cambio instintivo de actitud. Hay que estar mucho más alerta, más a la defensiva, vigilando siempre acelerones bruscos; hay que acostumbrarse a que la visible fragilidad de uno raramente le hará recibir alguna deferencia; incluso hay conductores que se vuelven más agresivos precisamente porque uno es frágil: como si se despertara en ellos esa impaciencia bronca del que da un acelerón en un paso de peatones, o deja cruzar a quien va despacio conteniendo el impulso del motor como si apretara los dientes, como si caminar lentamente fuera una ofensa que mereciera desprecio y en ocasiones castigo.

A las siete de la mañana, a la hora de la fresca, en ese silencio de las calles anchas y vacías en el que uno puede ir en bici como si planeara en un ultraligero, también puede ocurrir el espanto. Las bicicletas son para el verano, para el ejercicio saludable y la movilidad sin emisiones tóxicas, pero no tienen defensa contra la barbarie. Las bicicletas son para pasear holgazanamente, pero también para ir a diario al trabajo. Óscar Fernández Pérez, un camarero de 37 años, iba al suyo en Madrid el miércoles 6 de agosto cuando fue arrollado por un conductor que se dio a la fuga y lo dejó agonizando en la calle. Óscar Fernández Pérez está muerto y el malnacido que lo mató no tiene gran motivo de preocupación. En 2012 lo detuvieron por conducir borracho de forma «negligente y temeraria» y le retiraron el carnet. Pero en febrero de este año lo habían vuelto a detener conduciendo y el único castigo fue una ampliación en la retirada inútil del carnet. Con un historial así, y habiendo huido después de atropellar mortalmente a un ciclista, cabría esperar que la justicia lo tratara con algo de rigor. Pero en nuestro país las leyes y el sistema judicial protegen casi siempre a los poderosos contra los débiles, a los corruptos contra los honrados, a los bárbaros contra las personas apacibles, a los conductores contra los ciclistas y los caminantes. El golpe que mató a Óscar Fernández Pérez fue tan fuerte que su bicicleta despedazada quedó a 15 metros de su cuerpo, pero el juez ha considerado que el conductor sin carnet que lo atropelló y no tuvo ni la compasión de parar y ayudarle merece quedar en libertad con cargos, después de declarar. El único delito que su señoría ha apreciado es homicidio por imprudencia. La pena por acabar así con una vida va de uno a cuatro años. José Javier Fernández Pérez, hermano de Óscar, lo ha resumido mejor que nadie, con unas pocas palabras verdaderas: «La justicia es una mierda. Matar sale muy barato en este país».



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Textos / «De cómo se prohibieron las drogas en México» por Hugo Vargas

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Chepito Marihuano era uno de los personajes de los grabados de José Guadalupe Posada. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 17 de agosto de 2013. (RanchoNEWS).- Reproducimos el texto de Hugo Vargas publicado en Confabulario segunda época del El Universal:

Hace un siglo todas las drogas eran legales. En el tránsito del xix al xx lo que se investigaba eran las propiedades de cada una de las sustancias para mejorar la calidad de la vida; eran utilizadas no sólo como «distractores» o «evasores» sino, y principalmente, como auxiliares en el tratamiento de diversas enfermedades, síndromes y cuadros patológicos.

Antes de la primera guerra mundial en todo el mundo se podían adquirir las más diversas sustancias con una alta calidad. Hasta principios del siglo xx, en el mundo y en México, el consumo de drogas tampoco era castigado, y se veía como un acontecimiento cotidiano, que en el peor de los casos podría considerarse una enfermedad, curable con cierta facilidad, como lo prometían los anuncios que aparecían en la prensa de la época.

Ricardo Pérez Montfort (Yerba, goma y polvo, Era-Conaculta, México, 1999) cita algunos de los aparecidos en los diarios mexicanos: «Morfina / Curación radical de morfinomanía y narcomanías sin molestia: en casa/ Medicina y métodos nuevos. Muestra gratuita para cuatro días / Dr. Antonio Márquez, 1ª Donceles 4». O éste otro: «Morfinismo/ Se cura este hábito en cuatro semanas / con el tratamiento Keeley aplicado en el / sanatorio para alcohólicos y morfinómanos / The Keeley Institute Puebla / 3ª. Aztecas 3. Médico director: Alberto O’Farrill.»

«En los ambientes bohemios —dice Pérez Montfort—, en el mundillo artístico y literario, en las altas esferas aristocráticas, en los mandos medios y superiores del ejército revolucionario, entre la tropa rasa, entre profesionistas y clases medias, y no se diga en los cabarets, en las farmacias, en las penitenciarías o en los llamados ‘bajos fondos’, el consumir zoapatli, toloache, opio, marihuana, codeína, pastillas Houdé, polvos de Dover, morfina ‘en jeringas de Parvaz’ y hasta heroína en sus más variadas formas era visto como algo propio de la sociedad de su momento.»

En la mayoría de las boticas del país, así como en hospitales y dispensarios se adquirían sin receta ni control «clorhidrato de cocaína, de morfina alemana de la casa Merck y francesa, Poulenc Frères». En las ciudades donde se habían asentado los inmigrantes chinos no era difícil conseguir opio. Pérez Montfort asegura que durante el régimen de Madero un grupo de comerciantes chinos ofreció pagar impuestos por un millón de pesos si se le permitía monopolizar la importación de chandoo (el opio para fumar).

El alcoholismo provocaba estragos en todos los niveles sociales, pero había distingos. El Diario Ilustrado editorializaba en 1908: «El alcohol horripila pero únicamente en el espectáculo del borracho callejero, medio desnudo, temulento. La borrachera discreta, bien vestida y paseada en coche, es cosa diferente, respetable y decente.»

Sin embargo, ya se dejaban escuchar las voces de alerta y llamadas a la prohibición. En julio de 1919 se anunciaba la formación de un Consejo de Salubridad que preparaba la estrategia para atacar el «vicio de la intoxicación más o menos artística, más o menos vulgar, que está alcanzando entre nosotros un incremento grandísimo, sobre todo entre la juventud de la clase media que ha tomado como un esnobismo fumar opio, marihuana, inyectarse heroína, cocaína y otras sustancias sucedáneas del opio».

Las bases de los instrumentos legales y discursivos utilizados para combatir el consumo de drogas eran del porfiriato. Un antecedente se encuentra en el Código Penal de 1871 para el DF y el territorio de Baja California. Ese reglamento cuyo énfasis estaba puesto en garantizar el buen estado de los alimentos y de las medicinas, ya contiene un capítulo titulado «Delitos contra la salud pública», donde se prohíbe la elaboración de «sustancia nocivas a la salud o productos químicos que puedan causar grandes estragos» (Axayáctl Gutiérrez Ramos, La prohibición de las drogas en México. La constitución del discurso jurídico, 1917-1931, tesis, Instituto Mora, México, 1996).

La Revolución fue un paréntesis en el fortalecimiento del discurso prohibicionista, pero una vez resuelta la fase armada, al momento de discutirse la Constitución, apareció el tema. Y era abordado con los prejuicios de la época, entre los que figuraba, en primer lugar, «la degeneración de la raza»: «es indispensable que las disposiciones dictadas para corregir esta enfermedad de la degeneración de la raza provenida principalmente del alcoholismo y del envenenamiento por sustancias medicinales como el opio, la morfina, el éter, la cocaína, la marihuana, etc., sean dictadas con tal energía, que contrarresten de una manera efectiva, eficaz, el abuso del comercio de estas sustancias tan nocivas a la salud.»

Quien sostenía lo anterior era el doctor y general José María Rodríguez, que luego será el presidente del Consejo de Salubridad General, una continuación hasta cierto punto lógica del órgano porfiriano Consejo Superior de Salud. La idea del doctor Rodríguez era adicionar el artículo 73 con las siguientes precisiones: el Consejo de Salud dependerá «directamente» del presidente, sin intervención de ninguna secretaría de Estado; sus disposiciones generales serán obligatorias, y en caso de una epidemia grave o invasión de enfermedades exóticas el Consejo podrá dictar las medidas correspondientes, «a reserva de que después sean sancionadas por el presidente».

En los albores de la legislación prohibicionista las preocupaciones fundamentales eran el alcoholismo y el morfinismo. La marihuana, aunque se mencionaba al pasar, se mantenía al margen cuando se enlistaban las «sustancias peligrosas».

En enero de 1917, algunos años antes que en Estados Unidos, varios diputados, entre los que se encontraban Francisco J. Múgica y David Pastrana, propusieron una ley antialcohólica, para lo cual era preciso reformar la Constitución y prohibir «la fabricación y venta de pulque, lo mismo que la fabricación de alcohol de maguey y de caña de azúcar para la fabricación de bebidas embriagantes, y la de cereales con cualquier objeto que sea. La Federación impedirá la importación de alcohol para la preparación de bebidas embriagantes.» También proponían ilegalizar la venta de drogas «que causen la degeneración de la especie», que sólo podrían adquirirse con prescripción médica, y prohibir los juegos de azar, los toros y las peleas de gallos. Hubo mucha oposición a la iniciativa, pues la medida no detendría el consumo de alcohol y se arruinarían muchas zonas económicas y empresas, con la consecuente merma de la hacienda pública. La propuesta fue rechazada por 98 contra 54 votos.

En el mundo se advertían ya los primeros intentos por lograr una legislación internacional sobre el tema. En 1904, promovida por Estados Unidos, se llevó a cabo, en Shangai, una convención sobre el opio, sin resultados concretos. México no asistió. Años después, en 1912, se realizó en La Haya otra convención internacional. En esa ocasión el gobierno de Madero envió un representante a la reunión, que tampoco tuvo mucho éxito debido a la ausencia de Turquía y Austria-Hungría y porque Inglaterra –dice Escohotado– sólo quería hablar de morfina y cocaína, y Alemania protestaba en nombre de sus poderosos laboratorios, alegando que Suiza no estaba presente y aprovecharía las restricciones en su beneficio; Portugal protegía el opio de Macao, y Persia (hoy Irán) sus cultivos ancestrales de amapola; Holanda producía cientos de toneladas de cocaína en Java, y Francia reportaba excelentes ingresos por el consumo de opiáceos en Indochina; Japón, como parte de sus maniobras para invadir China, introducía a ese país morfina, heroína e hipodérmicas; Rusia contaba con una producción de opio nada desdeñable, e Italia se retiró de la reunión luego que fue rechazada su propuesta de incluir el tema del cannabis.

Pero hubo algunos acuerdos que irían sentando las bases de la ilegalización: se limitaba el comercio de opio, la morfina y la cocaína, se determinaban algunos puertos para la exportación-importación; se exigían registros y controles para el uso con fines médicos. México firmó el tratado, pero la suerte del régimen maderista impidió la puesta en práctica de sus disposiciones. La convención de La Haya fue firmada por el Senado hasta 1924, ratificada por el presidente al año siguiente y publicada en el Diario Oficial en 1927, quince años después de su firma.

Venustiano Carranza decretó, el 9 de julio de 1916, la ilegalidad de la importación y tráfico de chandoo, y la obligación para quienes lo quisieran producir con fines lícitos de solicitar el permiso respectivo. La inestabilidad política impidió la aplicación de ese decreto, pero México entraba a la lógica de la prohibición.

En 1920 los prohibicionistas ponen la mira en la marihuana. Hasta ese momento el cannabis era considerado una planta medicinal, «como lo demuestra –asienta Axayáctl Gutiérrez– su inclusión en la lista de sustancias medicinales del reglamento de farmacias y boticas que estuvo en vigor desde 1892». Pero en una sesión del Consejo de Salud, en enero de 1920, fue propuesto que se añadiera a la marihuana en la lista de sustancias peligrosas: «la marihuana no es una planta medicinal –decía la propuesta– no es medicina. Pero es una de las manías más perniciosas en nuestro pueblo.»

La persecución no se limitaba a los traficantes y consumidores. Se trataba de cerrar el círculo y evitar que hubiese algún resquicio por donde se colara la permisividad. Desde 1902 –dice Gutiérrez Ramos– una referencia obligatoria para los estudiantes de medicina, química y farmacología era el libro de Juan Manuel Noriega, Compendio de historia de las drogas. La obra de Noriega consignaba a la marihuana como un medicamento y consignaba seis preparaciones de ella. Pero en la edición de 1941 sólo se lee: «Desde el punto de vista medicinal, la acción de la cannabis no es bien conocida. Sin embargo, se le usa como antiespasmódico y en algunos casos como estimulante del sistema nervioso». Se habían eliminado las seis preparaciones de las que se hablaba en ediciones anteriores.

No tardaron en manifestarse las consecuencias de la prohibición. Pérez Montfort consigna este testimonio: «El director de la Penitenciaría ha solicitado al gobernador del Distrito Federal que cuanto antes sea relevada la escolta por estar formada por soldados nada escrupulosos de su deber. Estos soldados, al decir del director de dicho establecimiento, se dedican a vender marihuana, alcohol, morfina, coca y demás drogas ‘vaciladoras’ a los reclusos».

Por esa época aparecen los primeros estudios sobre el consumo de marihuana. El doctor Ignacio Guzmán graduado con la investigación Intoxicación por marihuana presentaba las primeras estadísticas. Basado en cien casos que conoció en la Penitenciaría del Distrito Federal encontró lo siguiente, según Gutiérrez Ramos: 93% de los usuarios son hombres y 17% mujeres; la edad de los usuarios va de los 14 a los 65 años y alcanza su máximo entre los 20 y 40, para decrecer notablemente después; el uso de la marihuana es casi exclusivo de la “clase baja”, sobre todo de los militares.

México estaba a la vanguardia en su lucha contra el consumo de cannabis, pues Estados Unidos, el principal impulsor de la ilegalización, se limitaba al opio y la cocaína; la marihuana fue prohibida en Estados Unidos hasta 1937, y uno de los argumentos fue precisamente que los migrantes mexicanos la promovían entre los jóvenes de Estados Unidos. Pero en el país vecino el espíritu prohibicionista se iba fusionando en un amplio y profundo consenso para sacar adelante la ley Volstead –que prohibía la venta y el consumo de alcohol– apoyado por la población rural conservadora, los antiinmigrantes, que querían mejorar la raza, las iglesias protestantes, el feminismo y, por supuesto, los mismos contrabandistas y gángsteres, una de cuyas bandas era dirigida por el padre de los Kennedy. «Esta noche –dijo el senador Volstead, el 17 de enero de 1920–, un minuto después de las doce nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida firmó su acta de defunción. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos pronto serán cosa del pasado. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres, reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno». Además del nacimiento cinematográfico de las bandas gangsteriles, Estados Unidos enfrentó una verdad más desagradable: 10% de los casi 18 mil agentes que combatían el consumo de alcohol fue cesado por delitos como extorsión, robo, falsificación y perjurio; el secretario del Departamento de Estado, A. Fall, y el de Justicia, H. Daugherty, fueron condenados por su complicidad con los contrabandistas; en los trece años de vigencia de la ley, y con datos de Escohotado, casi 50 mil personas fueron sentenciadas por delitos relacionados con el alcohol, 150 mil por multas y detenciones; murieron 30 mil y 100 mil quedaron con lesiones irreversibles de parálisis y ceguera. Como una guerra.

Para quien hubiera querido ver, ahí había una refutación contundente de la idea prohibicionista.

Mientras, en México Álvaro Obregón emitía un decreto importante en junio de 1923: conceder un porcentaje a los denunciantes del tráfico de drogas. Según Gutiérrez Ramos: se otorgaba «50% de las multas o remate público que se obtengan de la delación del tráfico ilícito de drogas heroicas o recompensa de cinco a 100 pesos en los casos en que no se pudiera aplicar multa o remate por la naturaleza de la sustancia confiscada (marihuana, por ejemplo).» En julio Obregón decreta que sólo el gobierno podrá importar opio, morfina, cocaína y heroína. La disposición levantó una polémica y una fuerte oposición en el Legislativo, que argüía que se estimularía el contrabando y se ubicaban en la ilegalidad a quienes se dedicaban a estas actividades en el marco de las reglamentaciones anteriores. La nueva ley, agregaba el Legislativo, promovería la corrupción policiaca y gubernamental.

Plutarco Elías Calles estableció por primera vez, en 1925, la confiscación de bienes de los narcotraficantes, esos nuevos delincuentes. Al año siguiente aparece un nuevo código sanitario que sustituía al porfiriano de 1902. En él se resumen todos los criterios prohibicionistas y se establece la ilegalidad del consumo de todas las sustancias, excepto los alucinógenos prehispánicos. El código establecía también que para atender el problema de salud pública que suponen las adicciones el Departamento de Salud estaba facultado para fundar «establecimientos especiales», que resultaron ser los psiquiátricos ya existentes, o el presidio más cercano. Finalmente, los toxicómanos no tenían remedio: «seres vencidos por la vida –decía un profesor de la facultad de Medicina–, irredentos, mal dotados por la naturaleza, que arrastrando su miseria y su ignorancia, tratan en vano de conseguir lo que todos seguimos: la felicidad, y en su equívoco camino recurren a las drogas enervantes.»

Hacia 1930 Estados Unidos había logrado cierto consenso internacional para el combate a las drogas. En ese año la Secretaría de Relaciones Exteriores accede, a petición del gobierno norteamericano, a «ejercer de común acuerdo, una vigilancia más activa sobre el tráfico ilícito de drogas enervantes». En 1931, a instancias de EU, se reunió en Ginebra la «Convención para limitar la fabricación y reglamentar la distribución de drogas estupefacientes». Aunque en las resoluciones emitidas por la convención –y apoyadas por el representante mexicano– no se incluía la marihuana, de la reunión saldrían las bases definitivas para el discurso y la política prohibicionistas que hoy padecemos. A partir de entonces empiezan a tomar forma los grupos mundiales del narcotráfico.

En México, con la aprobación del nuevo código sanitario nacional y con la firma de los nuevos acuerdos internacionales se desataría otra espiral: el problema policiaco, la corrupción gubernamental y la violencia.

Pérez Montfort asegura que de 35 expedientes de agentes de la policía antinarcóticos escogidos al azar entre 1925 y 1928, doce resultaron cesados de sus puestos por estar vinculados a «individuos sin escrúpulos». «Otro caso también llama la atención: a mediados de 1930 al jefe de la policía de narcóticos, comandante Raúl Camargo, que ocupara el puesto desde 1927, se le comprobaron tal cantidad de delitos relacionados con el tráfico de opio y heroína en diversas locaciones de la ciudad de México, que no hubo manera de sostenerlo en el cargo. Los informes de sus actividades lo hacían aparecer como el máximo ‘sostenedor del vicio’ en México.»

Como ahora, había voces que advertían del error de la ilegalización de las drogas. El doctor Leopoldo Salazar Viniegra, director del Manicomio, señalaba en marzo de 1939: «los toxicómanos son enfermos y no delincuentes y debe tratárseles con la humanidad aconsejada» por la medicina, no sólo «proporcionándoles el tóxico que usan, sino dándoles facilidades para que lo adquieran sin caer en las garras de los traficantes, quienes sí incurren en un muy grave delito explotando las enfermedades de los demás.» E insistía: «el peligro para la sociedad no es el vicioso, sino el traficante que prácticamente está al margen de cualquier peligro porque cuenta con autoridades inmorales que lo toleran y hasta lo convierten en su cómplice».

Pero la opinión hegemónica era muy otra. Como la del juez Jorge Salazar Hurtado quien, en 1937, propuso que los responsables de lo que ya se llamaba delitos contra la salud «fueran relegados perpetuamente en islas deshabitadas, y a los declarados incurables, condenados a la esterilización de sus órganos genitales».

Al final de cuentas se trataba de algo más que la simple ilegalidad. Como escribió Octavio Paz años después, en Corriente alterna, cuando la prohibición alcanzó a los alucinógenos: «Las autoridades no se comportan como si quisieran erradicar un vicio dañino, sino como quien trata de erradicar una disidencia. Como es una forma de disidencia que va extendiéndose más y más la prohibición asume el carácter de una campaña contra un contagio espiritual, contra una opinión. Lo que despliegan las autoridades es celo ideológico: están castigando una herejía, no un crimen».

Una herejía y un crimen que las propias autoridades crearon.



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